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El herpes zóster puede doler durante años

El herpes zóster es la reactivación del virus de la varicela infantil pero que, a diferencia de la edad pediátrica, no afecta a toda la piel, sino solo a un dermatoma, es decir, al territorio dérmico que depende de una raíz nerviosa.

El motivo por el cual se reactiva el virus de la varicela no está claro. Lo cierto es que cuando nos curamos de la varicela infantil, el virus queda de forma inactiva en el sistema nervioso durante muchos años, o incluso, en la mayoría de las veces, durante toda la vida. Algunas investigaciones sugieren que la reactivación del virus ocurre cuando hay una disminución del sistema inmunológico, pero dicha teoría no ha podido ser demostrada. En realidad, la mayoría de las veces se reactiva en una persona totalmente inmunocompetente, es decir, sin alteración de su sistema inmunitario.

Inicialmente, en la fase de brote, se produce un enrojecimiento de la piel afectada, que puede o no estar asociado a dolor neuropático (más adelante explicaremos las características del dolor neuropático) y que pocos días después se sigue de la aparición de vesículas (como ampollas llenas de líquido) que suelen estar agrupadas y que siguen la distribución de una raíz sensitiva (dermatoma). Si el dermatoma afectado está ubicado en el tórax o en el abdomen, las lesiones vesiculares siguen la forma de un cinturón en la mitad (derecha o izquierda) del tórax o abdomen. Si abarca a una raíz nerviosa que ingresa al brazo o pierna, entonces las vesículas seguirán el recorrido de dicho dermatoma en el brazo o pierna según corresponda. También pueden afectarse los nervios craneales, siendo de especial cuidado el compromiso de la rama superior del nervio trigémino, pues en dicho caso las lesiones comprometen a la parte superior de la cara incluido el ojo con riesgo para la visión. Pocos días después, las vesículas se ulceran y forman costras, que luego de algunos días más se caen sin dejar habitualmente cicatriz, aunque algunas veces puede dejar una marca hiperpigmentada (oscura) o hipopigmentada (más clara). Todo este proceso de brote se autolimita en 2 a 4 semanas.

En algunas personas puede suceder que antes, durante o después del brote, ocurra dolor intenso en la zona del brote. Cuando dicho dolor se prolonga más allá de los 30 días de terminado el brote, entonces estamos frente a una “neuralgia postherpética”, una entidad que frecuentemente es difícil de tratar y que incomoda mucho al paciente pues el dolor que presenta es intenso y de tipo neuropático.

El dolor neuropático se produce por lesión directa de los nervios sensitivos o las vías de dolor en la médula espinal o el cerebro. Suele ser urente (como si quemara), punzante (como si hincara), acompañado de parestesias (adormecimiento), o de prurito, y que con frecuencia se acompaña de alodinea (es decir, un estímulo no doloroso produce dolor: el roce de la ropa, la caída del aguda, una caricia, etcétera). Es frecuente que sea más intenso por las noches y que empeore con las situaciones de estrés. El dolor neuropático es diferente al dolor somático, en el sentido que el dolor somático no se produce por lesión de nervios sino por estimulación de los receptores de dolor, por ejemplo, en una fractura, una caries dental o en el cáncer.

La neuralgia postherpética (el dolor neuropático en el dermatoma previamente afectado por el herpes zóster) puede durar solo semanas, o meses o muchos años, dependiendo de factores todavía no muy bien comprendidos. Los factores de riesgo más comúnmente relacionados a la aparición de neuralgia postherpética son la edad mayor de 60 años, la severidad y extensión del brote de herpes, la duración del dolor en el brote y la presencia de algunas enfermedades concomitantes como diabetes mellitus, artritis reumatoide, infección por el VIH, insuficiencia renal, entre otros.

Para el tratamiento del brote herpético suele usarse dosis bajas de corticoides, analgésicos y/o antivirales. Puede incluso no indicarse ningún medicamento dado que la enfermedad se autolimita de manera espontánea. En circunstancias especiales, como en el herpes con compromiso ocular o en el herpes diseminado, está claramente indicado el tratamiento farmacológico.

Para el manejo de la neuralgia postherpética se usan fármacos con efecto antineurítico, contando con una gran variedad de ellos. Debido a que la dosis de estos medicamentos debe irse aumentando gradualmente, pues si se usan desde el inicio dosis altas puede aparecer somnolencia, aturdimiento o mareo, es imprescindible tener paciencia y constancia en la toma de la medicación, pues es frecuente que el alivio no se consiga desde el principio, y se necesite algunas semanas para llegar a una dosis terapéutica. Si a pesar de que ya se está tomando altas dosis de varios medicamentos para el dolor neuropático no hay un alivio satisfactorio del dolor, pueden probarse otras medidas como los parches de analgésicos que se adhieren a la piel afectada o incluso procedimientos invasivos.

Por último, cabe resaltar que el herpes zóster no es contagioso. Una persona con dicho herpes no puede contagiarle el herpes zóster a otra persona. Sin embargo, durante la fase de brote, hay que tener en cuenta que en las lesiones de la piel está presente el virus, y si el paciente tiene contacto físico con alguien que no ha tenido varicela (por ejemplo, niños) puede trasmitirle la varicela infantil.

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