
¿Cómo es la migraña?

La migraña es una enfermedad crónica que tiene como principal síntoma los ataques de dolor de cabeza (cefalea) que se inician habitualmente de forma gradual en pocas horas y se repiten a lo largo del tiempo. Puede acompañarse de muchos otros síntomas, siendo los más frecuentes las náuseas o vómitos, la visión de luces o flashes, el mareo, la sensación de malestar general, la intolerancia a los sonidos (sonofobia) o a la luz (fotofobia), entre otros.
En su forma típica, la migraña comienza con un aura, que es, habitualmente, visión de luces que aparece en un campo visual y que gradualmente se va expandiendo, hasta que inicia la cefalea, pocos minutos después. En su forma clásica, que es la más frecuente, la migraña no inicia con aura.

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No existe una explicación categórica de la causa de las crisis migrañosas. Las teorías más aceptadas postulan procesos vasomotores a nivel de las arterias del cerebro y otros mencionan alteraciones en la regulación de las vías del dolor, pero es un tema que todavía está en investigación.
El tipo de cefalea en la migraña guarda algunas características que la hacen peculiar. Por ejemplo, el dolor suele ser más intenso en la parte de delante de la cabeza, es decir en la región frontal, y no es raro que el dolor comprometa también al ojo. Suele sentirse como un latido, es decir, de forma pulsátil. La alodinia es frecuente, por lo que cualquier estímulo no doloroso, como pasarse el peine o el contacto con el agua, pueden generar dolor. El movimiento de la cabeza, por ejemplo, al agacharse para recoger algún objeto, también puede agravar el dolor de cabeza.
Es usual que los ataques de migraña sean solo ocasionales, y en dichos casos basta con tomar algún medicamento para el dolor agudo de migraña, como analgésicos, antiinflamatorios o antimigrañosos. Pero si el dolor de cabeza se hace frecuente, más de dos veces por semana, entonces se hace necesario consumir otro tipo de medicamento que tiene la función de prevenir que las crisis de migraña aparezcan con tanta frecuencia. A dichos fármacos se les llama “profilácticos de migraña”. Existen varias opciones de dichos medicamentos y la elección de alguno de ellos dependerá del criterio del neurólogo.
Tan importante como tomar la medicación antimigrañosa que indique el neurólogo, es evitar los desencadenantes que puedan precipitar las crisis de migraña. Dichos desencadenantes son diferentes en cada persona y no es raro que los ataques se presenten en ausencia de desencadenantes. Los desencadenantes más frecuentes son el consumo de vino tinto, el consumo de chocolate, el periodo menstrual (en las mujeres), el realizar ejercicio físico, el estrés, el no llevar un sueño regular (por dicho motivo, muchos pacientes con migraña se despiertan con cefalea luego de una siesta en la tarde), entre muchos otros, que son menos frecuentes. Cabe insistir que estos desencadenantes son muy individualizados, por lo que muchos migrañosos pueden no tener molestias con el chocolate, pero sí con otros menos frecuentes como, por ejemplo, el aire acondicionado. Es tan grande la cantidad de posibles desencadenantes de crisis de migraña que lo que se recomienda es que cada paciente con esta enfermedad reconozca cuáles son sus desencadenantes personales y trate de evitarlos.
Por el Dr. Alejandro Calvo (derechos reservados)