Los potenciales evocados auditivos evalúan la función de la vía auditiva. A diferencia de otros exámenes que se realizan en problemas de la audición (por ejemplo, audiometría) el estudio de los potenciales evocados auditivos no depende de la voluntad ni de la concentración del paciente por lo que, en ese sentido, su resultado es más fidedigno. 

La vía auditiva puede afectarse de dos formas principales y los potenciales evocados auditivos ayudan a diferenciarlos. Por un lado, podría dañarse la cóclea, que es el órgano receptor del oído, a lo que se le llama disfunción neurosensorial; o, por otra parte, podría afectarse la vía auditiva a nivel del cerebro, a lo que se le llama disfunción central. Diferenciar ambos tipos es importante para determinar el motivo por el cual un paciente no puede escuchar con normalidad. El potencial evocado auditivo es el examen auxiliar más sensible para tal fin.

Los potenciales evocados auditivos también se usan para evaluar el estado de la audición cuando el paciente se queja de que no escucha bien en el contexto de traumas acústicos como, por ejemplo, en quienes trabajan en ambientes ruidosos como minas o en construcción. Así mismo, en niños que tienen retardo del lenguaje o en los que no interaccionan cuando se les habla o, en general, cuando se sospecha que el niño no escucha, el potencial evocado auditivo representa un valioso método diagnóstico de la vía auditiva. En el otro extremo de la vida, en la ancianidad, donde es frecuente la pérdida auditiva, este examen es útil para determinar el origen de la hipoacusia y para saber si sería conveniente o no el uso de audífonos. Hay que considerar que este método de diagnóstico no depende de la voluntad del paciente, a diferencia de la audiometría, pues el paciente no tiene que hacer nada durante la prueba; así, el resultado de este examen tiene un alto nivel de confianza (se puede realizar incluso mientras la persona está durmiendo).

El estudio de potenciales evocados auditivos genera varias ondas que son el reflejo de la función de diferentes áreas de la vía auditiva. De todas estas ondas, las tres ondas más importantes son las ondas I, III y V. Detallar la implicancia y análisis de cada una de estas ondas escapa a la intención de este breve artículo informativo para el paciente. Cabe resaltar que cada una de estas ondas tiene un tiempo de aparición (llamado latencia) y un intervalo de tiempo que se presenta entre las diferentes ondas (intervalos) que se miden durante el examen y desde donde se deducen las alteraciones de la vía auditiva. Todo esto debe ser realizado por un neurólogo capacitado para tal fin puesto que no todos los neurólogos tienen dicho entrenamiento. Finalmente, como en todo problema médico la interpretación de los resultados siempre debe estar basada en el contexto clínico del paciente.